Santa Faustina Kowalska
Sor Faustina
Polaca extremadamente pobre y enferma de tuberculosis. Su misión fue preparar al mundo para la segunda venida de Cristo. Bajo la guía del mismísimo Jesucristo, creó la regla para una nueva Congregación "Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia", e hizo las indicaciones para la pintura de Jesús Misericordioso.
Nació en 1905 en Polonia. A los 7 años ya sintió la llamada de Dios. Solo fue 3 años a la escuela. Luego trabajó como empleada de hogar hasta los 20 años, porque sus padres se negaban a que se hiciese religiosa. Tras una temporada dada a la vida mundana, tras la visión de un Cristo sufriente, entró en un convento de la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, en Varsovia.
La pintura más famosa del Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki
La Aparición
La imagen de Jesús Misericordioso, que también se conoce como la imagen de la Divina Misericordia
Jesús se apareció a santa Faustina mostrándose según aparece en la imagen cuando ella se encontraba en su celda, en el convento de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en Plock, el 22 de febrero de 1931. Allí Jesús le pidió que pintara esta imagen. Después de un momento, Jesús dijo: "Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero" (Diario 47).
Nos recuerda el misterio revelado en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios hacia el hombre, y por otro, exhorta al hombre a tener una actitud cristiana de confianza en Dios y de misericordia hacia los demás.
La Primera Pintura
Las Pinturas
La primera imagen de la Divina Misericordia fue pintada por el pintor Eugeniusz Kazimirowski en su estudio de Vilna. La pintura mas famosa es la del Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki. Existieron más pinturas, todas ellas dirigidas bajo la supervisión de Faustina.
Las Promesas
Jesús prometió conceder todas las gracias y bendiciones temporales (si son conformes a la voluntad de Dios), siempre y cuando se rece ante la imagen de Jesús Misericordioso con una oración confiada, y que esta oración vaya acompañada de la práctica de actos y obras de misericordia para con el prójimo; pero el Señor también asoció a esta oración confiada unas promesas particulares: la gracia de la salvación, el progreso decidido en el camino de la perfección cristiana y la gracia de una muerte feliz.